Hola a todos,
Un día con Demetrio hablamos del martillo de caramelo "auténtico" (precio 0,50 centimos)  y de las pipas de diferentes marcas y su técnica para incrementar ventas con el papelito de premio. Todos íbamos donde la señora Petra a comprar. ¿Os acordáis de su imagen al bajar del autobús cuando ella venía de comprar al pormajor de Plasencia?. ¡Parece que la estoy viendo!. Siempre vestida de negro. Su marido (Eugenio Reyes), fué uno de los primeros que murió de accidente en el Salto. Luego ella, se dedicó a vendernos "chuches".
Bajaba del autobús que paraba cerca de mi casa y con un par de enormes bolsas en los brazos y otra en la cabeza, con su movimiento , estaba un poco entradita en carnes, se dirigía a su casa y yo la veía pasar desde mi ventana.
Una vez la oí quejarse por el poco margen que le quedaba vender una bolsa de 100 bolsitas de pipas. La compraba por 90 pesetas y, una vez nos las había vendido, recuperaba 100. Diferencia: 1o Ptas.  
Creo que no tenía muy buen carácter o quizás no estaba para aguantar a tanto chiquillo. Le gustaba echar la siesta los domingo un poco más que a nosotros. Nos poníamos a su puerta y ella abría con un poco de mal humor. Pero era muy buena persona. Un secreto de su actividad me lo reveló por un favor contable que le hice un día. Quería saber con la pensión (creo recordar que eran unas 1000 Ptas) más lo que tenía recaudado, cuando fuera a Plasencia cuánto se podía traer. Me lo agradeció regalándome algo y compartiendo el truco de las papeletas. Yo, me sentí orgullosa   de guardar el secreto. En la bolsa grande venían los papelillos de "siga jugando", "será a la próxima" etc. y ella, en el bolsillo de su maldil, tenía las que llevaban premio. Introducía una de vez en cuando y habiendo mucha clientela. Al ver que a alguno le tocaba PREMIO, se animaban los demás. El premio consistía en una bolsita gratis que ella cambiaba por un martillo , de inferior coste. Ya véis que valía para el negocio, solo le faltaba algo de aritmética y en eso la ayudé. Ella era coherente y un día que mi hermano Julián fué a comprar con un billete de 20 duros, vino a decírselo a mi madre, pues suponía que el niño, no sabiendo el valor del billete, lo habría cogió del monedero y se fué a comprar. Esto me lo ha explicado mi madre, que gracias a nuestros recuerdos y de las historias de los mayores, podemos ir reconstruyendo un pasado feliz.
Paquita Martos