Hola a todos!
Por fin he acabado, la pasada semana, los exámenes. Acabé contento. Espero que no sea solo una impresión subjetiva.
Quiero contaros algo que me ha ocurrido este verano durante mi estancia en el Valle del Jerte. Por supuesto la compañía de mis hijos que a lo largo del verano me han estado acompañando junto con sus esposas y MIS NIETOS. ¡Ah! Voy a ser abuelo por quinta vez y vendrá una niña. La primera en una saga de cuatro hijos varones y cuatro nietos, también varones.
Pero hay algo que especialmente me afectó llenándome de alegría:
A las 12´30 del primer viernes de Agosto, en la terraza del Español, en la plaza Mayor de Plasencia, llegaba yo a un compromiso ya adquirido. Al mismo tiempo, una pareja se acerca y, por boca del marido, me dice "me parece que aquí venimos nosotros". Claro, ese era el compromiso. Antonio Marcos y su esposa. Les di, o, mejor, nos fundimos en un abrazo. Al poco llegaron Demetrio y Rosa, su esposa. También se incorporó al grupo Ángel Luis Marcos. Cada abrazo era un revivir de emociones y de orgullo. Charlamos un largo rato. El tiempo pasó sin darnos cuenta. Nos pusimos al día de nuestras vidas y yo, por dentro, sentía un regusto de emociones al ver el cariño que me demostraban.
Como quiero gozar de mis recuerdos, próximamente os contaré que Fernando ha tenido un nieto, que se llama Martí, y que yo fui el primer no familiar que lo felicitó. Y quiero dedicar otro capítulo a la visita que Maxi y Mercé, su esposa, me hicieron en Navaconcejo.
Con cariño, un abrazo.